Notas

Baja intensidad en los mercados de carbono y bonos/fondos verdes

Baja intensidad en los mercados de carbono y bonos/fondos verdes

En la actualidad, por su trascendencia y envergadura a nivel planetario, uno de los principales temas de análisis, investigación, opinión y discusión es sin duda el cambio climático (el otro gran tema de muy reciente instalación en la sociedad mundial es la AI y sus impactos en la civilización). Por supuesto la mayoría de la gente ha escuchado o conoce, aunque sea tangencialmente, referencias a la “finanzas verdes” (green finance). El común de las personas intuye de que se trata este concepto. Básicamente la idea que de ordinario subyace sobre el tema en general solo hace énfasis en la existencia de los denominados “bonos verdes” y aunque nadie vio uno se entiende que serían instrumentos financieros emitidos por corporaciones para financiar proyectos asociados a la sostenibilidad del ambiente y con ello colaborar a la mitigación del cambio climático; y esta percepción es básicamente acertada. Sin perjuicio de lo anterior habría que advertir que las finanzas verdes exceden en mucho el mero ámbito de los bonos verdes que apenas es una parte de la ecuación de mitigación-adaptación del cambio climático.

Los protagonistas de la green finance en el mundo han introducido el concepto de “mercados de carbono” (protocolo de Kyoto (1997-2005) el que refiere al comercio internacional de emisiones de instrumentos financieros con el objetivo de catalizar el cumplimiento de objetivos de descarbonización de las actividades productivas, específica y especialmente de impedir que el calentamiento climático, bajo los objetivos actuales supere en las próximas décadas (2030-2050) un valor de 1.5°C (un grado centígrado y medio) por sobre nivel vigente en 2010 de temperatura media. El Acuerdo de Paris (PACTA – 2015-2016) introduce el proceso de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) para todas las partes que lo han suscrito por lo que los países desarrollados se comprometen a contribuir con USD100 bn anuales para que en el marco de ese mercado los países del mundo puedan intercambiar bonos de carbono de forma ordenada. Básicamente los bonos de carbono son instrumentos que evidencian “permisos de emisión” de carbono (CO2) que regulan y permiten implementar la mecánica de contribución de los recursos financieros según los objetivos propuestos por las NDC.

Más concretamente, un bono de carbono es equivalente a una tonelada de CO2 que ha sido reducida o removida de la atmósfera. El mercado de carbono esta -como todo mercado- compuesto por vendedores y compradores de los bonos (o sea los permisos de emisión). Los vendedores de bonos son desarrolladores de proyectos relacionados con la descarbonización (por ejemplo productos forestales para creación de bosques que capturan CO2) y que emiten estos bonos para financiarlos. Los compradores son persona, corporaciones o personas que emiten (generan) a la atmosfera una cantidad de toneladas métricas de CO2 y que no han alcanzado las metas establecidas en sus compromisos de descarbonización. El comprador bajo este mecanismo podría, adquiriendo permisos de emisión, compensar el incumplimiento de metas de reducción de carbono comprometidas; el vendedor puede así obtener una fuente alternativa de financiamiento de negocios descarbonizadores. Por último pero no finalmente, habría que señalar que existen básicamente dos tipos de mercados de carbono: los regulados y los voluntarios. Agrandes rasgos, de los primeros participan fundamentalmente países que contraen compromisos de emisión; existen en el mundo aproximadamente cien programas de fijación de precios de carbono que se desarrollan en contextos legales que transparentizan las operaciones. Los mercados voluntarios, regidos por precios de oferta y demanda (no regulados) están conformados por compradores y vendedores que no necesariamente contribuyen con objetivos nacionales de descarbonización, pero como por ejemplo en el caso de los compradores, estos requieren cumplir con obligaciones voluntarias de reducción de carbono. En ambos mercados la dinámica verde constituye una herramienta efectiva y creativa para facilitar flujos de inversión hacia acciones de mitigación a pesar de que estos mercados aún no han logrado la intensidad y volumen esperado, en un contexto de relativamente bajo cumplimiento de los compromisos de descarbonización adquiridos formalmente por las partes.